Canserbero: un poeta de la revolución

Canserbero se unió a la lista de raperos (Tupac y Notorious big) que terminaron en el mismo callejón sin salida: la muerte. Canserbero mató a cuhilladas al único amigo, Carlos Molnar, que había comprendido que la esquizofrenia que padecía no era un problema, para luego arrogarse de la ventana de su departamento que se ubica en el décimo piso. Notorious fue asesinado por un desconocido en un tiroteo en Los Ángeles el 9 de marzo de 1997. Tupac, la noche del 7 de septiembre de 1996, sufrió tres heridas de bala en un tiroteo desde un coche en Las Vegas. Murió seis días después de insuficiencia respiratoria y paro cardíaco. Los tres cantautores tenían algo en común: compartían en sus letras ese infierno de vivir en una ciudad que le dio la espalda en su niñez. De familias disfuncionales crecieron en barrios donde la pobreza y violencia eran sinónimo de supervivencia. De ese mundo postmoderno llenaron sus letras: lealtad a la realidad que le cortaba la yugular. Estos son los nuevos poetas de la revolución que concretizan el producto de una política estatal que no le ha importado la calidad de vida de sus habitantes. En la actualidad la poesía de compromiso, que se escribía en las décadas del siglo pasado donde los hechos históricos reivindicatorios habían producido una literatura orientada a la condición humana, no se escribe en la literatura oficial. La letra de estos raperos marginales de todo canon establecido han podido, de una manera extraña, representar lo que sustento: una realidad inconforme que ellos son los principales protagonistas. Estos nuevos juglares del siglo XXI tienen el mismo origen de los principales ritmos marginales (la salsa y el rock) que aparecieron en los extramuros de la ciudad. Su manera artesanal de producirlo, su descuido hacia la originalidad en lo musical y la apropiación de un ritmo característico que no hace falta tener una destacada voz sino de un silabeo rápido y contundente que va de la mano con la rapidez mental es lo que lo sostiene y lo acerca a una filosofía postmoderna que hace hincapié en lo repetitivo antes que  lo original, lo efímero antes que lo establecido o la descripción de un universo personal que es aniquilado por sistemas de imposición estatal antes que un discurso universal. El rap es una especie musical, que en la actualidad, es el mejor medidor de la decadencia humana que estamos inmersos todos los que vivimos aglomerados en aquella ciudad que construyó y presagió en su poesía Baudelaire.      

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