Sobre el amor




Maribel me miró a los ojos y me dijo que nunca me dejaría porque era lo más importante que tenía en su vida. Recuerdo que lo dijo con tal sinceridad que sentí que había descubierto el amor de una mujer. Nunca más escuche con tanta profundidad esas palabras.
Maribel me dejó a los pocos meses por un hombre que le ofreció aquello que yo,de alguna manera defensiva, había trato de ocultar durante toda mi vida: entregarme a alguien sin el miedo de perder mi libertad,
Maribel no tuvo reparo, por primera vez en su vida, en hacer un balance de lo que habíamos vivido juntos y decidir por aquello que no conocía. Maribel se entregó al destino ilusorio que, en realidad, tenía más parentesco con aquel amor que todas las personas, de alguna manera, añoramos y exigimos como parte de nuestra felicidad integral.
De lo sucedido ha pasado tanto tiempo que ahora no la culpo de su decisión pero hay algo que puede ser analizado en estas líneas y tiene que ver con las últimas palabras que le dije antes de no verla por un buen tiempo: “Maribel, tú que me juraste amor eterno por qué hoy, que tienes la oportunidad de validar tus palabras, no decides según tus preceptos que me hicieron creer en ti y construyeron aquella imagen que siempre admiré. Maribel no me dijo nada. No tuvo palabras para justificar algo que era la esencia de aquello que todos los seres humanos nos preguntamos en estas circunstancias: ¿Qué es el amor?
Muchas veces pensé en su silencio o traté de recordar todo acto de amor hacia mi persona que yo ninguneaba o no apreciaba. Entonces recordé aquellas palabras que muchas mujeres dicen cuando conversan entre ellas: “todo llega a cansar y con el tiempo el amor espira”. Entonces si el amor fenece porque todas las personas se siguen aferrando a algo efímero. Y lo que resulta más controversial del asunto es que se sigue relacionando el amor con el género femenino. Yo tengo muchas hipótesis sobre estas relaciones que mucho tiene que ver con el poder que ha asumido el varón durante la historia y ha construido un ser pasivo como es el del sexo femenino. Pero los tiempos cambian y si los tiempos cambian  también los preceptos morales de las personas de cómo ven al otro.
Considero que el concepto de amor que, inconscientemente, conocíamos ha mutado a otro que tiene que ver más con la postmodernidad que estamos viviendo. El amor en nuestros tiempos se ha convertido narcisista. Ya no nos importa el otro, nos importa que nos pueda dar el otro para sentirnos felices, de alguna manera, y asegurar un tiempo de ilusión para que nos enaltezca y nos haga sentir las personas más queridas. Lo afirmo porque las personas, muchas de ellas mujeres, siempre construyen en su imaginario  lo que debería ser el amor de su vida. Y esta construcción tiene que ver con los medios de comunicación que dan y crean imaginarios colectivos y estereotipos. Esto no pasa mucho con los hombres que todavía mantiene concepciones machistas y ansían mujeres con preceptos morales para una mejor estructura familiar. Pero lo curioso del caso es que no pasa lo mismo con todos los tipos de mujeres que estos eligen. Por ejemplo las exuberantes, para muchos, tiene que ver más con lo erótico que con lo familiar
Mis palabras se extenderían y mis explicaciones subjetivas, tal vez, llegarían a un territorio de la controversia pero lo que quiero remarcar es el significado de amar que se entendía en la época medieval, sí aquel que se relacionaba con los buenos modales, la vida y la fortuna. Aquel que está recreado y lleno de capítulos románticos en las novelas del siglo XVIII: morir por amor. Ofrecer o entregar aquello que tanto apreciamos por una persona. Así la gente que amaba antes y no era correspondida tenía dos opciones: silenciar su vida o abrasar las ideas católicas. Lo primero caracterizaba al hombre y lo segundo a las mujeres. Además el respeto por el cuerpo era espantosamente tenebroso así como la memoria y el honor.
Actualmente eso se ha perdido y se ha banalizado los sentimientos. Pero creo que ese amor existe pero se ha relacionado más con el amor de la madre o el religioso que son, por así decirlo, tan sacro como se pensaba hace mucho tiempo.
Hace pocos días me encontré con Maribel y le pregunté si amaba a su actual pareja. Ella me respondió que ahora las cosas habían cambiado y no se dejaba engañar por ningún hombre. Y su relación en la actualidad era menos ingenua que las anteriores. Sus palabras me hizo otra vez repensar sobre aquello que empecé líneas arriba: será el amor el sentimiento vestido con la parafernalia más engañosa de la historia: el egoísmo.     

Comentarios

  1. describes un amor mental, eso no es amor, nos lo han vendido así por los medios de comunicación, pero no lo es, el verdadero amor nace de exactamente lo contrario, del proceso no mental, es una meta y a la ves el camino, solo necesitas la técnica adecuada para entender lo que ahora comprendes.

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  2. El amor, si bien es un sentimiento, también es un sentir, son cosas diferentes, experiencias distintas una de otra, el sentimiento, es algo masivo, un concepto, el sentir es una experiencia, algo individual o de un dúo, algo que si bien puede ser contado, escrito, vuelto, música, canción, historia, jamás podrá ser transmitida como es sentida...Y el amor se manifiesta en la vida de dos de un hombre y una mujer cuando ambos renuncian sin siquiera darse cuanta, y solo existe el otro, y es en ese reflejo donde ellos son mas reales a través de esa renuncia del Yo.

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  3. puta hueon me aburres como mierda.

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