Mariquita no es lo mismo que marisquita.
Franquito
Colonia cómo le digo a todo mi Perú que me gustan los varoncitos. Cómo le digo
a mi mamá, que me crío como un soldadito del ejército y me compró todos los
carritos de los Transformes, que tú
fuiste mi primer amor escolar y fuiste el primero de la larga fila que me hizo
sentir el mariconcito más feliz de todo este universo que papalindo ha creado.
Cómo le digo a mi papi que fuiste el primero que baile de la mano, cojudamente
enamorados, en esas discotecas de brinchis, el
amor después del amor, dime Franquito Colonia. Cómo le digo a todas las
mujeres, que me acosté, que rozaron con sus dedos mi pectoral plano y me
confesaron que era el hombre de su vida, que prefiero la mostaza antes que la mayonesa,
que me gusta el Geytore antes que le Sporade, que soy de universitario de
deporte porque me gusta la crema volteada. Dime cómo le confieso al padre de la
parroquia de mi barrio que prefiero pedir un trago de colores con sombrilla antes
que una cerveza Cristal bien elena, que me gusta el Martini con su aceituna
verde atravesada por un mondadientes que ese ron chusco mezclado con KR. Cómo
le digo al bodeguero de la esquina que me gusta lavar mi ropa blanca a mano
porque odio que mis atuendos se maltraten con la lavadora y que solo uso jabón
Marsella, lejía Negrita y almidón.
Cómo le digo a mi tía Flor que cuando era chiquito me gustaba jugar con la Barbie de mi hermana y soñaba despierto
que algún día tendría su misma cintura para así poder salir en las portadas del
diario El trome. Cómo le digo a mi
maestra de primaria, Violeta Rivera, que me gustaba poner mi nombre, con el
colorete de mi mami, en los baños de los supermercados; que mi juego preferido
era el papá y a la mamá, y que siempre quería ser de mamá para cuidar a mis
hijitos y para aguantar los golpes de mi marido. Cómo les digo a todos mis
amigos de mi promoción del colegio de varoncitos que, en realidad, prefiero las
canciones de Shakira, Paloma San Basilio, Yuri, Pandora y Marisol que las de
Nirvana, Red Hot chili Peppers, Led zeppelín, Black sabbath , AC DC, Metallica y Cannibal Corse; que me gusta leer los libros de Pedro Lemebel, Beto
Ortiz, Jaime Bayly, Truman Capote o Reynaldo Arenas antes de los de Arguedas,
Ricardo Palma, Gonzales Prada o Mario Vargas Llosa y que me gusta comprar la
revista Cosas Perú Internacional para
chequear la sección espectáculo y apreciar los vestidos y las sonrisas de esas
mujeres de la alta sociedad peruana antes que comprar Careta o el periódico del chato Hildebrandt. Cómo decirle a mi tío
Chano que me gusta quitarle sílabas a los nombres para que suenen más lindos,
escribir con emonicones en el Facebook, voltear las palabras para
desarrollar un nuevo tipo de lenguaje (sipsiricopsoro capsara brosoro),
calificar a los objetos con diminutivos (pancito, tasita, mamita), usar puntos
suspensivos en los chat privados, ponerme a llorar con las canciones de Juan
Gabriel o Luis Miguel, depilarme las cejas, sonreír a todos los espejo,
eliminar las fotos que no me veo regio en Facebook,
hacer doscientos abdominales todos los días, usar gel, siempre salir fotografiado
con las chicas más lindas de la discoteca, bañarme tres veces al días, ir
rigurosamente dos veces al mes al odontólogo, usar brackers, usar brillantina
en los labios y pedir al mozo del restaurante vegetariano que sirva mi almuerzo
sin arroz, con verduras frescas y las carnes fritas con aceite vegetal. Cómo
decirle a mi abuela Renilda Mora de Barrón de ochenta y cinco años que me
quiero quedar soltero, que no tengo enamorada y nunca lo tendré, que me gusta
los pantalones apretados sin plises, que gusto hacerme maniquiure cada semana,
lavarme el cabello con champú con olor a fresa y reacondicionador, que gusto comprar
el perfume Calvin Klein One o, en el
peor de los caso, You porque son
unisex, que toda mi ropa interior son de la marca Calvin Klein de color negro, que me gusta usar bibidí blanco con
mucho almidón, que en el colegio hice un slam,
ojo solo para varones, para llevar siempre a mis compañeritos en mi corazón;
que nunca aprendí a hacer nudo a mi corbata, que prefería escuchar a mis tías
conversar en su hora del té escuchando radio Felicidad que salir con mis amiguitos del barrio a jugar ese rudo
juego que todos van persiguiendo la pelota, que prefería que me enseñen a tejer
que jugar con mis carritos, que odio que me llamen Josué porque prefiero que me
llamen Joshua, que mi libro y mi película favorita es No se lo digas a nadie, que mi héroe es Betty Boop, la mujer
maravilla y Marilyn Monroe; que soy muy bueno para el idioma inglés y francés,
que no me gusta el café porque prefiero la manzanilla, que no me gusta las
personas vulgares, que el color de mis zapatos deben estar acorde con el de mis
medias, que me gusta usar camisa blanca de seda para ir a trabajar como también
chompas de hilos; que me gusta echarle bronceador en la espalda a mis amigas
pero especialmente a mis amigos, que me gusta comer con cuchillo, tenedor,
cuchara, cucharita, copas para agua, vino blanco y vino tinto; que me gusta
ponerme la servilleta en el pantalón, que cuando termino de comer cruzo el
tenedor con el cuchillo como símbolo que estoy zaceado, que gusto ir a las
discoteca pero solo en sección Vip para bailar solo, frente al espejo; que me
gusta los colchones de tres plazas semi ortopédicos, que me rasuro todos los
día con Guillet exacta tres hojas que
te afeita más al ras, que me gusta ir al Starbucks
para pedirme un capuccino bien helado
(lógicamente en Miraflores) y ver por el escaparate a la gente pasar, que gusto
usar ropa de baño ceñida a mi cuerpo y no me zambullo en el mar porque sus agua
están contaminadas por ello solo voy a tomar sol; que me gusta que la gente
camine erguida y que tome café levantando el dedo meñique, que no me gusta ver
televisión peruana porque prefiero ver las series que pasan por cable, que me
gusta ver telenovelas mexicanas porque todos los galanes tienes sus pectorales
bien formados, que me gusta caminar con mi agüita a todas partes, que me gusta
los perros pekinés que los doberman, que siempre cuando conozco a una persona
le pregunto por su signo, que me gusta mandar tarjetas de cumpleaños a los
amigos que tengo en Facebook, que
siempre me gusta el rosadito, palo rosa o en peor de los casos el fucsia, que
limpio mi habitación todos los días, que me gusta el pachuli, que cuando bailo
en la discoteca gusto llevar en la mano mi botella Socosani a una temperatura prudente, que me da asco bañarme en los
gimnasios, que me gusta fumar cigarros Capri,
que sigo yendo a la misa de doce los días domingos, que me baño los fines de
años con flores amarillas y rosas rojas, que me gusta usar pantalones blancos,
que soy fotogénico, que tengo más amigas que amigos, que mi mejor amigo es gey,
que me gusta ir a ver chicos que se prostituyen en la plazuela San Martin o en
el parque Kennedy a la media noche, que me gusta ir al Karaoke, que me gusta
las coreografías que hacen en el colegio las alumnas, que me gusta ningunear a
las personas cuando estoy en un reunión, que me gusta que me inviten a fiesta
privadas, que me gustaría aparecer en el circo beat del Somos, que me gusta depilarme, que no me importa cuando empieza el
mundial ni la liga española o el apestoso futbol peruano, que me gusta bailar
marinera, que me gusta el ballet, que me gusta la torta helada, la crema
volteada y el helado de vainilla francés; que me gusta decir “qué regio”, que
me gusta llamar a un taxi para que me venga a recoger, que me gusta coger el
buqué de las novias, que me gusta dormir desnudo, que uso crema anti arrugas,
que me gusta invitar a mis amigos que duerman conmigo, que me gusta todas las
películas de Almodóvar, que adoro los colores de la bandera del Tahuantinsuyo,
que no me gusta los carros negros porque prefiero los celestes, que me gusta
ponerle nombre a mi celular y también a mi pipilí, que me gusta cocinar todos
los días, que tengo libros de cocina y de belleza, que me gusta ir a los baños
turcos, que me gusta las bicicletas en vez que los autos, que pertenezco al
club de los Boys Scaut, que perdería la razón si me dices que dejarías a tu
esposa por vivir en mi departamento que tengo muy cerca al mar para así poderte
rascar y enjuagar tu espalda grasienta, que no me importaría decirle al portero
que vives conmigo y también decirle a toda mi familia que eres el hombres más
hermoso del mundo aunque todos sabemos que eres un guanaco del cerro San Cosme
como tampoco me importaría dejarme robar cuando me quedase dormido y uses mi
dinero, que me costó el sudor de mis nalgas, para beber con esas prostitutas
que te sirven para no perder esa masculinidad que produce que me derrita mi
cholo peruano pezuñento. Franquito Colonia ahora que sabes que estoy tan
loquita por ti prometo raptarte y llevarte de los cojones a un altar en
Argentina para que de una vez por todas yo sea tu Millet y tú mi Guti Carrera y
nos convenzamos que somos el uno para el otro y no habrá chamosa que nos separe
tú mi indio Mayta, mi Kukín Flores de la cantina, mi Brad Pitt cholo, mi aguaje
que calma este corazón malherido por el sudor que recorre tus piernas velludas
mi amor escolar: Franquito Colonia.
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